viernes, 17 de agosto de 2007

el sueño



Estaba buscando el momento de calma, necesitaba ese amanecer en su animo, esperó que todos estén dormidos y bajó. Disfrutaba la irrupción quejosa de la escalera de madera ante el monótono silencio que le hacia compañía a la noche.

Solo quiso sentarse y agradecerle al insomnio que le regalaba tiempo para tenerla presente. Tenia ganas de escuchar música, pero era tarde, aunque de todos modos estaba bien así. Se recostó en el sillón y cerró los ojos.

Estar viajando, eso era lo que quería. Desde que notó la suavidad de sus manos y la transparencia de su mirar supo que ella seria su acompañante. Se miraron a los ojos varios minutos, intensamente. Las conversaciones habían perdido protagonismo. Cada sentido tenia independencia, todos en alerta y a la vez en un coma profundo.

Comenzó a oír ruidos extraños, algo lo perturbaba, era el sonido de un tren, abrió los ojos lentamente y una luz que se escapaba de una lámpara antigua le hizo sentir que estaba en otro lado, su primera impresión fue que estaba en el subterráneo. Así era. Cuando levantó la cabeza y miró instintivamente a su alrededor se sorprendió de verla a ella durmiendo a su lado. Era una situación confusa, No tenia noción del espacio y el tiempo. Aunque todo parecía normal algo le resulto sospechoso en el vagón no había ni un pasajero , solo ella y él. Le carcomían las ganas de despertarla y preguntarle que estaban haciendo allí pero se propuso esperarla.

El tren seguía su viaje, y él estaba al tanto de la próxima estación, que por cierto no llegaba hace rato. Su brazo que estaba rodeando el cuello de ella se estaba durmiendo, mas no quería moverse, todo era tan tranquilo y grato que toleraría la molestia. Cada tanto las luces del coche se apagaban y todo se sumergía a una profunda y fugaz oscuridad, sentía cierto temor de que cuando volviera la iluminación todo esto, que era confuso y a su vez tan bello, desapareciera con la rapidez con la que había aparecido. Pero eso no ocurrió, y cuando menos lo imaginaba el tren frenó, estuvo detenido unos minutos. La estación lo tomó por sorpresa. Una inmensa soledad invadía las instalaciones, los molinetes desprovistos de caderas apuradas, las ventanillas vacías, las escaleras mecánicas detenidas, y el andén despoblado. Esto no era común, debería ser domingo a ultimas horas.

Movió el brazo, y ella se despertó. Justo cuando él estaba por preguntar a donde iban, ella dijo: ¿ Donde estamos? , con cierta desconfianza en la mirada y cierta tonalidad onírica en sus párpados. Él se rió involuntariamente.

- No sé donde estamos, pensé que vos sabias.

Estuvieron varios minutos conversando sobre su paradero hasta que se convencieron mutuamente de que ninguno de los dos sabia como estaban ahí y a donde iban, también estuvieron de acuerdo en que bajarían en la siguiente estación.

Las minutos se iban convirtiendo en horas, y ninguno traía consigo una explicación. Ellos por momentos reían, luego se preocupaban, hablaban, se besaban, volvían a reír, como si supiesen inconscientemente que todo estaría bien. Al fin y al cabo solo era un subte, nada fuera de lo común en sus vidas.

Él preguntó la hora y ella se dispuso a mirar su muñeca, en cualquier otra situación le hubiera dicho que no tenia que estar pendiente del tiempo, pero esto era atípico y a ella también le pareció que debería saberla. Lo raro era que las agujas marcaban las dos y treinta y siete de la madrugada. Se miraron con temor, sabían que el tren dejaba de funcionar al rededor de las once.

J.Sosa♣

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. El final la rompe, como el pendenciero a la botella.

Anónimo dijo...

muy bueno juli como siempre el final te deja a la espera de mas o de como termina pero me gusta asi con intriga
beso flor

Anónimo dijo...

muy buena tu escritura te atrapa y te lleva como de la mano por el recorrido de la historia te felicito