lunes, 13 de julio de 2009

Tarde especial

El tipo se para detrás de las lineas blancas y antes de cruzar mira el ganado de gente que dispersa en direcciones de un radio infinito. La hora brutal de las 5 hace girar al mundo que está inmerso en el caldo de verano.


Después de que todos salgan a trabajar queda todo templado como si todos se metieran en sus casas a esperar la hora pico del día siguiente. Muchos de los transeúntes cruzan sin esperar que la luz cambie. El tipo, en cambio, hoy no está apurado.


Aunque si hoy hubiera sido un día normal el paso lento de las personas lo hubiera puesto muy nervioso y jugaría una carrera virtual con coros endemoniados. Hoy es distinto y hasta le parece estúpido como todo el mundo se apura, verlo de afuera le da una sensación de tranquilidad y autosuperación. Se pone de buen humor mientras cruza la calle y a partir de ese momento empieza una consecución de pensamientos positivos que lo hace llegar sonriendo a la siguiente cuadra.


 En la esquina para a comprar una gaseosa, tiene un inconveniente con el cambio, ninguno de los dos quiere ceder las monedas, pero la gaseosa ya esta abierta y se arma un tironeo verbal, el quiosquero lo ínsita a comprar algo de un peso así queda justo, y él le dice que no quiere nada más que él no tiene la culpa de que no tenga monedas, el quiosquero le dice que ya abrío la coca y que tiene que pagar, y él dice que pagaría con gusto y si el tuviera cambio y que es injusto que tenga que comprar más cosas cuando él no quiere.


Cree que va a ser más barato que compre un chocolatín que desperdiciar palabras y tiempo por un peso. Termina comprando el chocolate y se lo guarda en el bolsillo. Se saludan en un silencio malhumorado, el quiosquero no dice gracias y él no dice hasta luego.

Se diríge hacia la esquina para cruzar y observa el cruce de manos de todo ese hormiguero de gente que se desliza por los pasillos de cemento, el stress generlizado de las 5 de la tarde, la tendencia de corbatas desajustadas, las oficinistas que hoy lucen más hermosas que nunca y el denominador común: caminar rápido.

Él empieza a caminar más rápido que en la cuadra anterior y en la vorágine de la cruzada de la coreografía de rodillas, sin darse cuenta se está dejando llevar otra vez por el mundo al que hoy está dispuesto a desafiar. Empieza a caminar otra vez más despacio, el abstraerse, no seguir las reglas invisibles lo hace sentirse bien.


Un tipo lo adelanta y le comenta a la persona que caminaba junto a el... estos pelotudos que no caminan. Él lo escucha pero esta vez realmente no le importa y se le ocurre que estaría bueno no escuchar los ruidos de esa maquinaria infernal que es la calle.


Entonces se acuerda que tiene el reproductor de musica y lo comienza a usar despues de haber hecho una parada para desenredar el cable. Al quiosquero que vendió la gaseosa se le ocurre que el tampoco tiene la culpa de no tener monedas, y exclama con normalidad... colectiveros de mierda, un comprador lo mira asombrado preguntándose a quien le habla y concluye que debe estar medio loco.

El mientras tanto piensa que canción es la indicada para terminar el camino y llegar a destino cuando se da cuenta que esto podría hacerlo todos los dias. Realmente hacia mucho tiempo que no disfrutaba de la instrospección en una caminata por las calles de la capital.

Otro tipo está soldando en la vereda de enfrente y aunque converge de su alma de una voz anclada que le dice que no hay que mirar que hace mal a los ojos, hoy va a mirar al soldador, no cree que le va a pasar nada por una vez en treinta años. Encuentra que no tenía nada encantador mirar por más tiempo los chispazos azules, pero se siente bien y por alguna razón se acuerda de su viejo.


En el siguiente semáforo ya no hay tanta gente como en las dos cuadras aledañas a la estación de tren, pero sigue siendo algo molesto esquivar cuerpos de frente. Una gorda fea con una remera corta viene cargando unas bolsas con verdura y masca algo con la boca y le sobresale un diente podrido. Se tiene que correr por que la gorda sigue su camino y respira con dificultad perdiendo las eses mientras habla.


Esto se presenta varias veces hasta que piensa que siempre es el boludo que se tiene que correr. Y cree que son todos una manga de decerebrados, pero se da cuenta que se está poniendo nervioso y empieza a tener compasión de la gorda que aparte era mayor y al le correspondía moverse, las demás eran mayoritariamente mujeres y se consuela pensando que esta bien y hay que ser caballero, los hombres bueno, no sabe, por otro lado, empieza a pensar que no es el unico que se tiene que correr y que muchas personas a él lo han esquivado seguramente también, pero que en eso no pensaba por que no le había molestado, lo cual le resulta logico.


 Para de pensar porque se está enroscando en algo demasiado sencillo como para hacerse mala sangre. Sigue caminando hasta llegar a la plaza y hoy las mujeres que están más lindas que nunca e intenta hablar con una que estaba sentada sobre el pasto pero la joven contesta secamente y con indiferencia, preguntar sobre el clima le pareció poco estratégico.


Se siente un nuevamente un boludo pero sonríe y le da gracia su pregunta poco original. Decide irse pero ese último movimiento de desinterés y esa sonrisa parece haberle interesado a la mujer. Charlan unos minutos , se terminan por caer bien, y se va contento de haber conocido alguien nuevo en la maquinaria.


Mientras camina se da cuenta que no importara lo que dijera, sino como lo dijera. Pareció recordar una vieja regla de la soltería, la actitud es lo más importante. Si hubiera dicho la misma pregunta sobre el clima con la actitud del final no se hubiera sentido un boludo.


What you tought you need de Jack Johnson empieza a sonar y la ciudad vuelve encantadora bajo un espejo de reflejos solares y los cruces de gentes ya son una postal desde donde camina. Se acuerda de cuando de unas vacaciones en Entre Ríos y de lo cual lo unico que se acuerda es un atardecer, junto con la sensación de haber disfrutado mucho.


Se sorprende de haber recordado eso porque hacia años que no se le presentaba en la conciencia. Ahora tambien se acuerda que había sido una de las pocas veces que habia ido a pescar; un pibe de más o menos 13 años al lado, él tendría 6 y el más grande habia puesto pedacitos de carne cruda en función de carnada, él las tradicionales lombrices, combinación exitosa que provocaba que los peces vinieran atraídos por el olor y la sangre de la carne pero terminaran comiendo de su carnada que parece ser era más apreciable para estos.


También forma parte del recuerdo que los había devuelto al mar, mientras que un tipo panzon y bigotudo se paraba junto a el y decía que a ver si le traía suerte.

Los autos mas ansiosos comienzan a encender las luces. Divisa el negocio de empanadas y le ataca un hambre insaciable, pero igualmente no se quiere apurar porque hoy es un día especial. Y se imagina mientras cruza Anchorena que hace mucho que no come empanadas, pero un flash encandilante, intespestivo, veloz, color luz y el ruido de la bocina tremendo y aterrador sonando tan de cerca, como si hubiese nacido de sus oídos se acerca sorpresivo convirtiéndose todo en un golpe seco.

Es la primera vez que siente miedo metálico de ser atravesado, el dolor intenso de un impacto veloz, su cuerpo trasladado por una fuerza involuntaria, revoleado por las sogas invisibles de la inercia, el terror del efecto sorpresa y el olor humo que lo peina, la sensación gris de abrir los ojos viendo negro en un mareo eterno. Mientras siente la pasta derretida que se desliza por el bolsillo, el chocolatín abatido por el calor traspasa la tela y se mezcla con su sangre caldosa. Sintiéndose carnada de la maquinaria.

4 comentarios:

Miri dijo...

Che, me gustó mucho el cuento. Sinceramente me atrapó, el ritmo, las palabras... las puteadas jajaja debo decir que la descripción de la gorda fue muy gráfica y hasta me inspiró una sensación de repugnancia.Te mandas unas grandes frases muy literarias también, me hiciste recordar, pero casi al punto de pensar que estoy ahí, lo que es Capital. Pobre tipo... bueno quizás se levante a la enfermera de la ambulancia y por eso lo del día especial.. o quizás haya sido un sarcasmo, o bueno, podría ser que haya sido ése su "día en la vida" con las reflexiones, la nostalgia, el tomarse el tiempo para los deseos... en fin, supongo que lo dejás a criterio de cada uno. O no.
Bueno me voy... no sé en qué parte del mundo estarás, si estás cerca o lejos, pero igual te mando un saludo desde Quilmes.

Siempre es bueno volver a visitar tu blog!

Playa Girón dijo...

GRACIAS, GRACIAS MIRI. ESTOY EN BUENOS AIRES. Si es un poco de eso, esta bueno ser descriptivo de la mayor forma posible pero tambien dejar sin describir las cosas que quiero que el lector imagine. O por lo menos eso es lo que trato. Un abrazo grande.

La Nada dijo...

Girón:

Apareces del incógnito y caes en mi página. En mi alma, por qué no.

Feliz de recibirte. Feliz de leerte. Feliz de sentir las palabras y las imágenes, que pareces valorar como yo.

Girón. Por qué Girón? Trocito de la tela que compone nuestra historia. Que la envuelve. Tal vez hasta la protege.

Playa Girón. Puntito en el mapa, esencia cubana. Sitio incógnito para mí. Tan distante para mi estadía cubana... Y no por kilómetros. Por dificultad locomotiva!!! En todo caso, no me quejo, Habana caló hondo en mí. Y Varadero, descanso (no mucho más).

Espero seguirte viendo y leyendo. Encuentro en tí la queja y la poesía. Da gusto.

Un abrazo de La Nada.

La Nada dijo...

Gente Linda. De verdad linda. Espero aparecer entre ellos algún día.