viernes, 25 de enero de 2008

Nada es azar

Bajé corriendo del transporte en cuanto pude y empecé a correr en direccíon contraria, dejé a esa gente que habia conocido hace pocas horas en un hotel. Y la perseguí. - Jajaja (risas de quien escribe). Me puse delante tuyo. - Hola, (mi cuerpo timido tratando de no derramar sudor)- Agitado continué - ¿ Sabes en que dirección queda Plaza Cataluña? - Fue lo primero que me salió, pero en realidad yo venia de allí. Ella casi con temor respondió : - Tienes que cojer esta y dar para abajo 5 calles. Ibas a seguir, pero te interrumpí y te dije: - Creo que si no me das tu teléfono me voy a arrepentir toda mi vida de haberte hablado- Apenas terminé de hablar, sentí que lo habia robado de alguna pelicula, pero no estaba seguro. Aunque la escena no era muy original, mi impulso si lo fué.
Intuí que ella dejó el temor de lado y me miró con ojos de incredulidad y agradecimiento, supongo que la rareza de emociones fue la que la dejó muda, pero esperé, y segundos despues, sin dejar de mirarme anonadada me pregunto si tenia para anotar. Ahora era yo el que comenzaba con las torpezas manuales, y la comunicacíon entrecortada, en menos de unos minutos habia creado un escenario rarisimo de seguridades altibajas, y autoestimas inestables. Tardé bastante en encontrar la opción en el aparato telefónico. Mientras anotaba, en cada número nuevo, subia la vista y la miraba, vi que les decia sigilosamente a las amigas que esperen. Nos despedimos sin hacer contacto fisico alguno. Solo me di vuelta con la misma actitud con la que le hablé y me alejé. Por un lado para compartir conmigo mismo experimentar el placer de mi intento lo antes posible. Y por otro lado mi lado más cobarde quiso descansar la adrenalina, y volver al paso solitario.
Mientras caminaba me acordaba de mi gran amigo. La vez que lo hice correr, pero esta vez fue para subirnos. Sin saber a donde y como nos llevaria ese colectivo. Solo a esperar que nos dejara en donde el impulso no lleve, en realidad donde mi impulso nos lleve. Lo comico fue que solo termino en Liniers a las 6 de la madrugada. Jamás voy a olvidar eso.
La historia no tiene final... Ni creo que lo tenga, en su mas basto sentido de interpretación, por que yo tampoco lo se.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Julián! acabo de leer tu texto, genial como escribes, como de un momento tan ràpido puedes captar tantos sentimientos, espero que no me falles y me digas que te dedicas a esto o pretendes hacerlo...
Por otro lado comentarte, que las casualidades no siempre pasan porque sí, aunque fue y sigue siendo un honor encontrarte. Pero estoy casi segura de saber porqué me giré aquel dia; hace poco menos de un año acabó una relación hermosa con un chico también argentino, pero de Córdoba, una persona a la que jamás podré olvidar, por eso quizas cuando te oí hablar (antes que lo hicieses hacia mi) me giré y te miré, aunque también te he de reconocer y esto me pasa desde siempre, que cada vez que oigo a alguien de por allí hablar, es como si me llamase algo y tengo la necesidad de girarme a ver quien és. Y eso sí que nosé porque... Bueno, pues ahora que ya he visto tu blog le haré una visitilla de vez en cuando. Ciao